Bruce Springsteen es un artista que no sólo se entrega en cada concierto como si éste fuese el único o el último de su vida sino que, además, varia sustancialmente, el contenido de cada uno de ellos cada noche.
Acudir a dos conciertos de Bruce, aunque éstos sean seguidos, equivale a disfrutar de dos shows completamente distintos.
La elección de las canciones que integran cada concierto han pasado a decidirlo, en gran medida, los fans que en el pit enarbolan carteles con sus temas favoritos. Bruce se acerca, observa y va cogiendo aquéllos que, por el motivo que sea, más le llaman la atención. Gracias a esta manera de proceder, nos encontramos con sorpresas tan agradables como escuchar Rosalita en el concierto de Nápoles del pasado día 23 gracias a una fan o recuperar la antiquísima Seaside Bar Song en el concierto de Munich del pasado día 26.
Son en estos detalles donde se ve la grandeza del artista entregado a su público y se confirma el poderío de la E Street Band que está a la altura de su jefe.
Acudir a dos conciertos de Bruce, aunque éstos sean seguidos, equivale a disfrutar de dos shows completamente distintos.
La elección de las canciones que integran cada concierto han pasado a decidirlo, en gran medida, los fans que en el pit enarbolan carteles con sus temas favoritos. Bruce se acerca, observa y va cogiendo aquéllos que, por el motivo que sea, más le llaman la atención. Gracias a esta manera de proceder, nos encontramos con sorpresas tan agradables como escuchar Rosalita en el concierto de Nápoles del pasado día 23 gracias a una fan o recuperar la antiquísima Seaside Bar Song en el concierto de Munich del pasado día 26.
Son en estos detalles donde se ve la grandeza del artista entregado a su público y se confirma el poderío de la E Street Band que está a la altura de su jefe.
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