Cómo ya dijimos estuvimos en el concierto de Manel Fuentes. No se llenó, pero casi. Quizá no era el mejor recinto para un concierto de rock, pero he de reconocer que el sonido era muy bueno. La banda que acompañaba a Manel la formaban nueve músicos: un batería, un guitarra, un bajista, una corista, una violinista, un teclista y una sección de viento compuesta por un saxo, un trombón y una trompeta. El recital comenzó con Darkness on The Edge of Town y terminó con una trepidante versión de Born to Run. Fueron dos horas y quince minutos de puro rock. Temas encadenados que hicieron vibrar al respetable hasta la parte final del concierto en la que el entusiasmo desbordado se había rendido definitivamente ante los emuladores del artista de New Jersey. Resonaron versiones acústicas de The River o Thunder Road; trallazos rockeros como Prove It All Night, Cadillac Ranch, Badlands, No Surrender, Dancing in The Dark o Wrecking Ball; festivas como Sherry Darling, Hungry Heart o Waiting on A Sunny Day; íntimas como Fire, Drive All Night o Jungleland; rarezas como Follow That Dream y versiones de otros artistas como Twist and Shout. En definitiva, una noche de buen rock and roll, con un fan de Bruce a los mandos, que le puso ganas, fuerza y entusiasmo a raudales y arropado por una formidable banda bien engrasada y compenetrada que demostró su maestría y profesionalidad tema a tema. Una noche inolvidable.
Fotografía Pablo Novo
Lugar especial para un concierto de rock. La parte positiva que el sonido seria espectacular!
ResponderEliminarEl sonido fue muy bueno, la comodidad de los asientos y la visibilidad no era la deseable. Saludos
EliminarValió la pena, pero aunque la acústica era bastante buena, la visibilidad, desde algunas localidades no era lo deseable que se busca en un concierto, sea de rock o clásica. Saludos
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