Después de finalizar su Tunnel of Love Express Tour en 1988, Bruce desapareció de la escena musical durante algunos años. En ese tiempo, se divorció de su esposa la actriz Julianne Phillips con la que se había casado por el rito católico el 13 de mayo de 1985 en Lake Oswengo, se unió sentimentalmente a la corista de la E Street Band, Patti Scialfa y tuvo dos hijos: Evan James en 1990 y Jessica Rae en 1991.. En pocas palabras, encontró la estabilidad sentimental que hasta ese momento no había tenido.
En 1992, publicó dos discos independientes: “Human Touch” y “Lucky Town”. A pesar de la expectación que se generó ante el lanzamiento de sus nuevos trabajos, pronto cundió la decepción entre sus fans: la sustitución de la E Street Band (sólo colaboró el pianista Roy Bittan) por músicos de sesión y la escasa calidad de los temas, especialmente los del album “Human Touch”, ayudaron enormemente a que se propagara el pesimismo entre su público. La posterior gira mundial le trajo de nuevo a España con dos conciertos en Barcelona en la Plaza de toros Monumental previstos para los días 5 y 6 de julio (aunque debido a una huelga de los transportistas franceses que impidió que llegase a tiempo todo el equipo técnico que venía de Francia, el concierto del día 5 se trasladó al día 7, fiesta nacional de los Estados Unidos) en plenos Juegos Olímpicos.
Las entradas para ambas actuaciones se habían agotado en un tiempo record, varios meses antes, justo cuando salieron a la venta, con el aliciente añadido de que hacía 4 años que no actuaba en la ciudad condal y que nadie, en su sano juicio, estaba dispuesto a perdérselo.
El día 7 de julio fue la primera vez que vi a Bruce Springsteen en concierto. Fue una noche inolvidable, la ausencia de la E Street Band fue compensada con un concierto rebosante de energía y de entrega que nos transportó a todos los que allí estabamos, durante casi 3 horas, a The Promised Land.
En 1992, publicó dos discos independientes: “Human Touch” y “Lucky Town”. A pesar de la expectación que se generó ante el lanzamiento de sus nuevos trabajos, pronto cundió la decepción entre sus fans: la sustitución de la E Street Band (sólo colaboró el pianista Roy Bittan) por músicos de sesión y la escasa calidad de los temas, especialmente los del album “Human Touch”, ayudaron enormemente a que se propagara el pesimismo entre su público. La posterior gira mundial le trajo de nuevo a España con dos conciertos en Barcelona en la Plaza de toros Monumental previstos para los días 5 y 6 de julio (aunque debido a una huelga de los transportistas franceses que impidió que llegase a tiempo todo el equipo técnico que venía de Francia, el concierto del día 5 se trasladó al día 7, fiesta nacional de los Estados Unidos) en plenos Juegos Olímpicos.
Las entradas para ambas actuaciones se habían agotado en un tiempo record, varios meses antes, justo cuando salieron a la venta, con el aliciente añadido de que hacía 4 años que no actuaba en la ciudad condal y que nadie, en su sano juicio, estaba dispuesto a perdérselo.
El día 7 de julio fue la primera vez que vi a Bruce Springsteen en concierto. Fue una noche inolvidable, la ausencia de la E Street Band fue compensada con un concierto rebosante de energía y de entrega que nos transportó a todos los que allí estabamos, durante casi 3 horas, a The Promised Land.
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